Una película que muestra de manera hiperbólica la realidad de los concursos de belleza y la insana obsesión como consecuencia de la vanidad. Nos muestra una serie de conductas obsesivas poducto de un deseo de belleza antinatural establecido por medios de comunicacion, redes sociales y estatutos de marketing, creandole a las mujeres una necesidad de obtener todo tipo de articulo que les permita encajar lo mejor posible en un circulo de belleza tanto fisica como estetica. La critica que esta pelicula realiza es al impetuoso anhelo humano de alcanzar ciertos objetivos sin importar la destruccion moral de la educacion de un niño indistintamente de su sexo, y es que en la vida real es un factor comun entre las personas menospreciarse unas a otras por el aspecto fisico.
Durante la pelicula se dijo en una escena por uno de los actores "Gracias a este concurso, la mujer venezolana ya no es esa mujer gorda y peluda, ahora es una mujer bella y esbelta" Durante varias decadas es esto a lo que se han dedicado las redes sociales y los medios de comunicación establecer los estatutos de simetrias "correctos" para definir la belleza de la mujer venezolana.
El aspecto religioso en esta pelicula tambien es bastante interesante, pues para quien no lo sepa o no se haya dado cuenta, la vanidad es pecado, y es un pecado que es dificil de reconocer, en mi opinion y desde un punto de vista mas a lo religioso, un la vanidad como demonio personal de cada persona, trajo como consecuencia el desgaste humano de cada ser de esa familia como tambien la destruccion de la misma, fue tan grande el anhelo de belleza y de ser reconocidas bellas, que se les privo de felicidad, dinero y verdadero exito.
Creo que una manera de analizar y reflexionar sobre este tema es pensar, ¿es realmente la belleza exterior como lo ha pautado la sociedad? Es necesario acabar con este tipo de ideas pues no benefician a ninguna mujer, solo alimentan a grandes compañias productoras de maquillaje y productos estéticos. Veamos mas allá de la cara, miremos la inteligencia y la pureza, la belleza de una conversación profunda y amena y la capacidad de compartir sin temer al que diran, amemos tal y como somos porque así Dios nos hizo, porque no necesitamos la aprobación de nadie, y ningun reality o certamen de belleza puede definir que es o no "aceptable".
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